jueves, 30 de enero de 2020

Brossa I


Antipoemas #personatgesbrossians 



La araña muñidora percibe que no le ha caído encima todo el peso de la ley, apenas un 3%.










El anxaneta se pregunta si culminaría con dignidad el cuello del cisne de Rubén.

El anxaneta se pregunta si, de ser anglosajón, su cabeza estaría por los suelos. 

Pregunta el anxaneta si los castellets acabarán por izarse al revés, como signo de los tiempos y de la globalización.

El anxaneta cartesiano cree que dudar le hace más hombre, menos niño. 
 
El anxaneta se cuestiona si coronar una torre no va contra las normas del ajedrez. 



Frustrado el ataque poético por sorpresa, el comando delibera qué peón será el primer sacrificado.

“¿Firmamos tablas?”, pregunta el comando de hormigas negras al caballo de madera. 
 





El espía es muy capaz de ponerse en tus zapatos.

El despistado Edipo nunca recuerda dónde olvidó sus ojos. Su espía sí lo sabe. 

Los ojos del espía han aprendido a vestirse por los pies. 

Este espía odia el zapateado flamenco. 

El espía, convertido en agente doble, no sabe a dónde le conducirán sus pasos divergentes.

Afortunadamente, los sentidos más agudos del espía son la vista y el oído. 

El espía siempre mira por sus calcetines. 

Siempre ha sido un peón de la guerra fría, el espía no está a la altura del conflicto.

El espía cayó en las redes del zapatófono. Otra víctima de Apple.  

Estamos ya en la cuenta atrás, pero los artivistas deben mirar siempre hacia adelante.

El espía celebra haber encontrado unas gafas de suelo.



















La primera letra acepta que ya ha terminado la función: es hora de quitarse el sombrero.

La A concluye que si se deletrea, desaparece. Un último truco deletéreo. 
Imagen 

Para despedirnos, dibujé un adiós con año, verso y río.