lunes, 5 de noviembre de 2018

Lágrimas de colores


Les envío la foto de mi altar como un saludo, aunque ellos ven provocación. Molesta mucho a mis padres que no siga al pie de la letra las tradiciones de México. Les cuesta transigir con lo que siempre llamaron “mis originalidades”.

En cada fecha respondo que llevo más de veinte años aquí, que me perdonen.

Pero les incomoda que no disponga junto a los adornos el retrato del abuelo Nicolás o una foto sepia de la tata Marcela, tan queridos. Y les subleva que sustituya los verdaderos muertos por esas añejas imágenes de cómo eran ellos dos cuando yo fui su niño, antes de que el mar nos partiese.

No quieren ver que la verdadera ausencia que necesito honrar es la suya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario